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Foto del escritorAlejandro Rodríguez Tárraga

Dragonlance y el Rol en Vivo (Larp).

Actualizado: 19 feb 2021

Las Crónicas de la Dragonlance; literatura nacida del rol.


Corría el año 2005, y una versión más joven, menos barbuda y muchísimo menos leída de mí entraba en un kiosco con una versión más joven, menos calva pero igual de barbilampiña y generosa de mi padre.


Fue allí, en ese kiosco de barrio, donde encontré aquel enorme cartón que Planeta DeAgostini firmaba como Literatura Fantástica. En su primera entrega, Las Crónicas de la Dragonlace, El Retorno de los Dragones, por solo 3€.


Yo, que para entonces contaba con doce años recién cumplidos, diez de los cuales había pasado fantaseando con dragones, pronto comencé a rogar por él. Y mi insoportablemente aflautada voz logró su propósito, volví a casa con el libro en las manos, apreciando la imagen de la portada y fantaseando con ella.







Un par de meses después, con la tercera entrega de la serie Literatura Fantástica, llegó la segunda parte La Tumba de Huma. Para esta no tuve que rogar, el ratoncito Pérez se tomó la molestia de convertir las monedas de turno en páginas. Unos meses después, con La Reina de la Oscuridad, mi colección estaba completa.


Lo confesaré ahora, antes de dar la impresión de que controlo del tema; nunca me los llegué a terminar. Ni el primero siquiera. En una etapa relativamente temprana del libro, un personaje protagonista moría. Aquella noche (sobretodo leía de noche) fui llorando a la cama de mi madre y dormí allí con ella. No quise volver a tocar el libro. Bueno, sí, una vez, pero al ver que los protagonistas también le echaban de menos, pensé que era demasiado drama para mí, así que me dediqué a mirar las portadas durante mucho tiempo después e inventar mis propias historias en aquellos mundos, plagados de razas extrañas, fantasía, mazmorras y objetos mágicos.


Antes de enfrentarme a las Crónicas de la Dragonlance, sólo había tenido un referente serio en cuanto a fantasía más adulta; un libro con una portada mágica, hipnótica. Ala de Dragón se llamaba. Del Ciclo de la Puerta de la Muerte. Al verme babear frente a él un verano en el Carrefour, mi padre accedió a comprármelo. Pasé más tiempo alucinando con la portada, un dragón sobrevolando un castillo en un estilo muy realista, que leyéndolo. Porque de nuevo mi patética historia con la fantasía tenía que hacer de las suyas. Leí encantado el principio del libro, conocí a su protagonista y logré (con mucho esfuerzo a mis once años) entender de qué iba la cosa. Y entonces, en el siguiente capítulo, me cambiaban a los protagonistas y el rumbo de la historia. No lo comprendí, no me gustó, y abandoné indignado el libro.


¿A dónde quiero llegar con esto? Sencillo. No fue hasta años más tarde (muchos de realidad) que descubrí que ambos libros eran de la misma autoría. Margaret Weis y Tracy Hickman.


Ambos trabajaban para TSR, la empresa responsable del juego de rol más famoso de todos los tiempos, Dragones y Mazmorras (Dungeons & Dragons), y se les encargó coordinar la creación de una novela y tres módulos de juego, que escribiría otra persona. Crearon la historia a partir de una partida de rol. Al final, fue tal su dedicación, que acabaron por escribir una trilogía y más de 15 módulos interconectados.


Después de la primera trilogía vino otra, y después, ya fuera del abrazo de D&D, siguieron con otras sagas como La Espada de Joram o la ya mencionada Ciclo de la Puerta de la Muerte.


Sin lugar a dudas, Dragonlance, con su temática e incluso concepción tan rolera, han sido una gran influencia para los masters y enfermos de la fantasía desde hace muchos años. Dicho esto, está clarísima su influencia directa también en el mundillo del rol en vivo (Larp). Basta con echar un vistazo al calendario nacional de eventos para poder encontrar partidas de esta temática en concreto.


En cuanto a literatura, ediciones recientes y asequibles desde hace años, tanto que se convirtieron en compra obligada para todo aquel interesado en el tema.


Es muy fácil encontrar números de esta saga en ferias del libro o tiendas de segunda mano, y proporcionan un acercamiento muy sencillo a la fantasía y a los mundos de enanos, magos y dragones.


Tanto es así que lograron influenciarme incluso a mí, solamente con esos inicios tan duros, y sobre todo, sus portadas.




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